Cruzando la laguna
despedimos nostálgicos los palacios de Venecia
y se nos pierde en Monxoi la Berenguela
entre los tejados vegetados de Compostela.
Cambiamos sueños pétreos por pétreas pesadillas
y ponemos hoy rumbo hacia el mundo.
Son el drama y el poema repetidos.
Y son los pueblos de Haití.
Y son los pueblos de Haití.
Y son las calles de Ramala o Ciudad Juárez.
Y son las Cidades de Deus de Río.
Y son las frágiles pateras
que cruzan el Estrecho
en busca del Far West
del lejano norte.
Y son los paisajes y paisanajes sojuzgados
por la divina cruz o la luna divina,
aquí o allá, entonces y ahora,
Es cualquier rincón del planeta
donde cohabitemos dos humanos,
donde se interprete la eterna tragedia
del siervo y el señor.
Y es la infinita injusticia
de los dioses de nuestra especie,
que, un día sí y otro también,
jugamos a expulsar del paraíso
a la mayoría de nuestros congéneres
para que éste nos exista.
Y es su infinito cansancio,
su infinita impotencia
y su rabia infinita.
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